Ha comenzado la época más fría del año, eso solo significa una cosa: personas enfermas por todos lados. Aunque ya hemos aprendido a vivir y lidiar con enfermedades respiratorias, las olas de contagio son un mal normalizado. Es cierto que actualmente tenemos alternativas para tratar el virus, no quita que sea incómodo en el día a día (estornudos, cuerpo cortado, escurrimiento nasal, etc.).
En el mundo hay muchos tipos de cepas y están en constante mutación. Lo que provoca que los medicamentos constantemente tengan que adaptarse a nuevas características, además los tipos de gripe A y B que pueden convivir y propagarse de manera simultánea. Sin embargo, la variante B puede llegar a ser más peligrosa y contagiosa, por lo tanto debe ser tratada de manera urgente.
Variante A: Presenta síntomas como: fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal o, puntualmente, otros menos habituales como diarrea o vómitos.
Variante B: Presenta síntomas como: fiebre (puede llegar a 39°), tos seca, dolor de garganta y cabeza, congestión nasal, escalofríos, dolores musculares y fatiga.
Si nos contagiamos de gripe, sea A o B, el tratamiento pasa por el manejo de los síntomas en nuestro sistema inmunitario. Hay que aclarar que los llamados “medicamentos antigripales” no actúan sobre la causa (el virus influenza), sino que van dirigidos a mitigar los síntomas, lo que nos permitirá sentirnos mejor y pasar la enfermedad sin tanto dolor ni malestar.
